jueves, 2 de julio de 2009

29/06 Tercera semana

¡¡¡Cómo pasa el tiempo!!!. Pues sí, ya es la tercera semana. A este paso yo creo que se me va a hacer más corto que Chicago. Aunque claro, también es que aquí vuelvo los findes y eso ayuda :-).


Bueno, pues lunes y martes pasaron sin mucho que comentar. Bueno, como mínimo el lunes pues trabajé hasta tarde y al salir, me acerqué al Lidl que tengo al lado del apartamento (ya puedo decir tengo pues hoy precisamente me he mudado) a comprar fruta. Hace poco leía un divertido artículo de Jaime Bayly que me enviaron y que narraba cómo había leído en una revista llamada ¡Mira! Que se iba a hacer un cambio de sexo. Pues bien, el bueno de Jaime había ido a comprar uvas y plátanos. Yo no fui tan arriesgado y solo fui a comprar peras y plátanos siendo recompensado por ello con un folleto publicitario del Lidl en vez de una revista en la que se anunciaba mi cambio de sexo. Definitivamente si tengo que comprar uvas, lo haré en el mercado que hay al lado de mi apartamento y donde hoy me han timado (o me he dejado timar) con las fresas.

Tras la compra lidlerera, fui al supermercado de barrio donde había comprado hasta ahora ya que allí tienen cosas que en el Lidl no. Entre ellas, hay unos palitos de pan aderezados con unos granitos de sal, muy típicos de aquí y además de la marca Slovakia. En este sentido, el lunes vi uno de los mejores anuncios desde que estoy por aquí durante la semana. En particular, la marca Kia se anunciaba en una valla publicitaria con algo así como SlovaKIA.

Precisamente, ese día había llegado tempranito a Bratislava y de hecho le pedí al taxista que parara en el hotel para dejar la maleta de forma que no tuviera que pedir otro taxi luego por la tarde. Antes de eso, me estuve fijando en la ruta por la que entraba el taxi con el fin de intentar situar más o menos por dónde está la entrada con respecto tanto al trabajo, al hotel como al centro de la ciudad. El resultado fue que todavía no sabría conducir por aquí pero al menos sí que me van sonando las calles y voy situando las cosas. Ahora ya solo me falta hacer varias escapadas más al centro con el fin de poder ser un buen anfitrión llegado el caso.

Para lo de ser un buen anfitrión también me falta otra cosa y es aprender algo de vocabulario de comidas. A ver si me pongo a ello :-). Aunque sea, digo yo que de ir a supermercados algo iré aprendiendo.

Y volviendo al lunes, llegaría al hotel sobre las 9 o así según calculo. Cené, me duché (quizás no en el orden que debiera) y tras un rato de Skype me acosté bastante cansado. Luego por la mañana, me despertaría temprano pero eso, sin lugar a dudas, tiene que ver con lo temprano que sale el sol en estas latitudes y longitudes. Al menos te queda la sensación de dormir más ya que te despiertas, te vuelves a dormir, te vuelves a despertar y es como si te levantaras porque estás harto de dormir :-).

Ayer, desayuné en el hotel (al final me he ido sin hacer fotos del comedor y sus decenas de obras en las que algún taxidermista ha probado su destreza) y, al igual que esta mañana y otros días anteriores, empecé el día con un desayuno de reyes. Tampoco es que reventara, pero sí que debía tener un buen aporte calórico y un contenido extraño para un desayuno :-). Luego, me confirmaron que hoy sería la mudanza y el número de la calle. Así que cuando salí, lo hice dispuesto a pasarme por el edificio y ver qué tal era. Llegué y confirmé mis sospechas, a 300 metros escasos del Lidl y casi en línea recta con lo que hasta ahora había sido mi hotel.

Bueno, tal como lo he dicho ha parecido muy fácil pero en realidad tuvo algo más de complicación (aunque tampoco mucha). El caso es que justo al salir del trabajo empezó a chispear y luego a llover. Cuando estaba chispeando me arriesgué a ir hacia el apartamento pues confiaba en que no sería mucho y además sabía que no debía estar lejos del hotel. Cuando empezó a llover lamenté mi decisión pero ya estaba decidido. Total que me mojé un poco más de lo que debiera pero por lo menos no acabé empapado y la recompensa fue ver el edificio que, al menos desde fuera, tenía buena pinta. Para que no parezca lo contrario, desde dentro es incluso mejor. Eso sí, al volver al hotel tiré por una calle que había visto antes y que se parecía mucho a un mercadillo callejero o incluso a puestos de una feria local. Ayer pude intuir lo que hoy he podido comprobar, se trata de un mercado bastante grande aunque muchos de los puestos tienen un aspecto exterior francamente lamentable. De hecho, yo ayer pensaba que muchos de los puestos estarían cerrados. Creo que efectivamente algunos lo estarán.

Y poco más, porque lo que queda es básicamente lo correspondiente al día de hoy.


Un saludo, Domingo.

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