martes, 7 de julio de 2009

07/07 Callos a la Bratislava

El título de esta entrada no es sino uno de los muchos que se me han pasado por la cabeza. ¿Por qué?. Pues bueno, eso ya aparecerá :-).

Bueno, pues ya estamos por aquí en la cuarta semana en Bratislava y esta ha empezado más o menos como la primera; sobre todo porque también me han vuelto a perder la maleta :-S. Definitivamente se confirma que París es horroroso para esto de las maletas. Mira que ya había aprendido la lección y las cosas importantes las llevaba en el equipaje de mano, pero había otras cosas, no tan importantes, que a pesar de todo me hacían falta para el apartamento. Y claro, esas no tuve más remedio que embarcarlas.

A pesar de todo, pensé que esta vez no sonaría la flauta. Sobre todo también porque Air France no sé cómo de contenta se pondrá por pagar hasta 100 euros en artículos de primera necesidad cada vez que pierden una maleta. Pero no, volvió a sonar. Y además esta vez ha sonado mejor si cabe. Esta mañana me llamaron al único teléfono al que pueden llamarme, el del trabajo, para decirme que la habían encontrado y que la iban a mandar. Le di la dirección del trabajo pues en el apartamento no iba a ser posible a esa hora. Ellos lo apuntaron y ... y no sé qué pasó porque supuestamente a Bratislava reparten a las 9 y a las 16 y ni a una hora ni a otra.

Cuando he llamado esta tarde me han dicho que ya la mandarán mañana y poco más. Bueno sí, me han pedido el código postal ya que se ve que la calle donde hay tantas empresas no debe ser lo suficientemente conocida :-).
Eso con respecto a la maleta. Relacionado con ello, ya conozco a los taxistas "malos" de Bratislava, que haberlos haylos y te cobran cuatro veces más que los buenos. Ayer llovía a mares y necesitaba comprar algunas cosas así que intenté familiarizarme con el transporte público de aquí, que también me vale llevar 3 semanas y todavía no haberlo probado. Así que pregunto qué autobús debo coger, me lo explican y voy empapándome todo el camino hasta la parada (el paraguas se me había quedado olvidado en el maletero del coche y el que me traje la primera vez lo perdí en aquel taxi). Llego a la parada justo cuando se ha ido uno de los autobuses que puedo coger. Espero unos 5 minutillos medianamente a salvo del agua gracias a una cornisa y llega el otro. Entro con mi eurito en la mano para pagar los 50-70 céntimos que suele costar el viaje y ... ¡¡Oh sorpresa!!, el conductor está completamente aislado del mundo y no se ve ningún sitio donde pagar. Pregunto y me dicen que es fuera.

Así que nada, procedo a ir de gorra durante tres paradas confiando en que con la lluvia los revisores tengan mejores cosas que hacer que subirse en mi autobús. Llego a la estación de autobuses "Autobusova stanica" para los amigos y allí intento sacar el nuevo billete. Ummmm, lo intento pero solo eso. La máquina que hubiera debido expenderme el billete no quiere funcionar a pesar de que supuestamente una luz verde indicaba que debía hacerlo. Compruebo mis sospechas con una chica que estaba en la parada esperando el autobús y que muy amablemente se moja conmigo para enseñarme, para intentarlo mejor dicho, cómo se saca el billete. La verdad es que fue realmente amable ya que aunque no llovía con intensidad, parecía que se había mojado bastante y debía tener pocas ganas de seguir mojándose. Por otro lado, curiosamente habían sido dos niñas de entre 16- 18 años, no sé, las que me habían ayudado en inglés primero en el autobús y luego con la máquina. Algo ciertamente raro de ver en muchos de los comercios.

Esto último lo pude comprobar en persona al ver de nuevo que la gran mayoría de las personas que trabajaban en las tiendas de la estación no hablaban inglés. Allí fui precisamente porque la muchacha me dijo que para sacar el billete fuera a alguna otra parada de una calle próxima o a la estación. Me decidí por la estación porque en primer lugar estaba bajo techo y en segundo lugar, quizás podría ver también cómo van los bonos de billetes. Al final, nada de nada. Lo de los billetes no lo vi y ya tampoco lo busqué (estaba más interesado en comprar un paraguas pero las tiendas no parecían tener y también estaban cerradas). De hecho pasó algo gracioso porque pregunto a un hombre que tenía un puesto con montones de cosas, pero no paraguas, claro, que dónde puedo comprar y me señala las tiendas del piso superior. Le digo que están cerradas y se encoge de hombros como diciéndome: "yo te he dicho dónde están, si no están abiertas es tu problema" y yo le miro como diciendo: "te agradecerías que me dijeras algo que fuera útil, me has visto bajar, sabes que vengo de arriba y sabes que está todo cerrado". A pesar de todo lo único que sale de mi boca es un, supongo que poco ortodoxo, "D'akujem" que significa "gracias".

Así que salgo de la estación y veo un taxi como aquel que me cobró algo más la otra vez que fui al centro comercial y ya precavido, le pregunto que cuánto cuesta ir a Aupark. Se hace el tonto y entonces, craso error, le pregunto que a cuánto está Aupark, dando por sentado que la tarifa iba a ser como la de la otra vez: ligeramente más cara de lo normal pero tampoco para echarse las manos a la cabeza. El tío sale que se las pela y yo me tengo que poner el cinturón porque solo me faltaba matarme en Bratislava porque el taxista que he elegido es un kamikaze. Llegamos en cosa de 3 minutillos al centro comercial y entonces me dice que son 24 con algo. Pienso que debe haber algún error porque si fueran coronas eso es menos de un euro y 24 euros es un robo con todas las de la ley. Se lo digo y, el tío, que además hablaba un inglés bastante decente e incluso me había estado preguntando que qué hacía que si iba a necesitar un taxi a la vuelta, etc, me dice que es un autónomo y pone las tarifas que le da la gana. Su tarifa es de 13 euros por bajada de bandera (tócate los ...) y luego no sé qué barbaridad por kilómetro y no sé que por no sé cuánto.

Le digo que es un robo que la otra vez un taxi como el suyo me había cobrado 8 euros por un trayecto más largo y me vuelve a decir que son tarifas independientes y tal. Total que entre bajarme sin pagarle y correr el riesgo de que se pusiera echo una furia o pagar el robo prefiero que me robe y le doy un billete de 50. Entonces me dice que para que no me salga tan caro me cobra 20 (sigue tocándote los ...). Pero nada, aprendí dos cosas: la primera es que ese no me iba coger a la vuelta ni loco. La segunda que realmente hay que acordar la tarifa desde el inicio. Eso hice con el segundo que además me da la sensación de que era el mismo que me llevó hace 3 semanas.

Así que llego al apartamento, suelto las compras y me pongo a hacer la cena. ¿Qué tocaba ayer?. Pues Gulash del Lidl evidentemente :-). Y aquí empieza la aventura MacGyveriana pues no se puede calificar de otra forma. ¿Cómo abrirías una lata si en el apartamento no te han dejado ningún abrelatas?. Pues lo más cómodo es coger un cuchillo del Ikea de los de untar mantequilla, que son muy resistentes. A continuación se busca algo que utilizar a modo de martillo. Si no se encuentra nada que inspire una mínima confianza, se mira por los cajones hasta encontrar una llave de montaje de cocina que está junto a los manuales de los electrodomésticos. Con esa llave, en forma de tubo cortito, se golpea el cuchillo hasta que este entra fácilmente en la lata. Ahí me había sorprendido hasta yo que no pensaba que un cuchillo sin punta del Ikea fuera a abrir tan fácilmente un agujero en la lata del Lidl. Sí, me temo que Ikea 1 - 0 Lidl :-).
Una vez abierto el agujero, la cosa era agrandarlo y el cuchillo funcionó tal como se esperaba.

Llegando por la mitad puso algo más de problemas porque además empezaba a salpicar el caldillo pero bueno al final pude abrirla y calentarla. Justamente cuando estaba a medio abrir, intenté sacar parte del contenido no fuera a ser que volcara y me pusiera perdido y me di cuenta de que lo que había dentro parecía chorizo. Yo esperaba algo más parecido a la ternera y que aquello fuera como un estofado que era además el tipo de Gulash que ya había comido en uno de los restaurantes del trabajo.

Pero no, al abrirlo pude comprobarlo con mi propios ojos. Si no fuera por la ausencia del característico garbanzo, aquello tenía una pinta de callos que no se la saltaba Sergei Bubka. Lo calenté, añadí un poquito de arroz hervido para acompañar el gulash y a comer. La verdad es que estaba bastante bueno. Un pelín picantito como muchas de las sopas que ponen por aquí pero bastante bueno. Y eso sí, el chorizo no era de España pero era chorizo. Pensé que si ya era cuestionable que el Gulash que se comía en Bratislava fuera como el auténtico Gulash húngaro (ya ni que decir tiene el que se puede comer en España), a la lista de "gulashes" conocidos por mí debía añadir uno nuevo ... el gulash húngaro de Bratislava según Lidl.

Y poco más porque hoy, en comparación, ha sido bastante más anodino. A lo ya contado de la maleta habría que sumar que, en la ausencia de jefes, estoy traduciendo comentarios del programa que hicimos en Málaga y que he paseado el paraguas que me compré ayer para nada. Aunque ahora sí parece que está lloviendo. Bueno, eso sí, iba a darme un garbeo por el centro pero al final preferí quedarme para informarme sobre autobuses trenes etc. Parece ser que al menos me he librado de la lluvia así que a ver si mañana o pasado hace mejor tiempo y sí que doy una vuelta.

Un saludo, Domingo.
P.D. Se me olvidó decir que echo de menos el aceite de oliva. No sé si ha sido ese remedo de aceite en el que he calentado las verduras congeladas o las propias verduras congeladas que tenían por fuera como aspecto "brasador" pero los tallarines instantáneos o el gulash me sientan mucho mejor :-).i

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