La semana pasada pasó (por eso es pasada) con más pena que gloria. Del trabajo al apartamento y del apartamento al trabajo. Bueno entre el trabajo y el apartamento de vez en cuando hacía una parada en el Lidl para comprar suministros con la tarjeta de crédito ya que todavía no había sacado del cajero :-). Es más, el miércoles o el jueves me di cuenta de que no lo haría pues el dinero que llevaba me bastaba para las cuatro comidas al medio día que tenía que hacer. Así pues, no haría falta que pusiera "a prueba la vida" como dijo aquel otro cuando se encontró a principios de mes con 5 euros o una cantidad parecida en pesetas.
Al revés, yo comía perfectamente tanto en el restaurante como en el apartamento donde en un alarde de atrevimiento culinario me hice un arroz a la cubana con plátano frito y sin salchichas con el que variar un poco el menú semanal. De hecho la semana pasada recuerdo también que comí queso empanado con sus patatitas cocidas y su salsa de yogur … ummm. Al igual que ayer comí halusky.
Pero bueno, volviendo al tema, quizás lo único más destacado de la semana fue que cada vez anochece antes y que como no termino de salir temprano del trabajo cada vez me cuesta más trabajo salir a dar una vuelta. De hecho todavía tengo pendiente la visita al castillo que algún día supongo que haré. Además, también hace más fresco, que no frío. De hecho ya voy y vengo al trabajo con la chaqueta. Supongo que ya mismo será con el abrigo.
Y por último, pues el viernes fue también como todos los viernes con la única excepción de que uno una mega-reunión poco antes de salir yo de vuelta a Málaga, pero bueno, tampoco es que yo tuviera mucho que decir en la reunión aquella. Por cierto, que tuvo lugar un curioso episodio de esos en los que alguien deja con el culo al aire a otra persona, entiendo que sin darse cuenta de que también queda mal ella misma pero bueno.
El caso es que sobre las 15:30 salí camino de Viena con mi viejo amigo el señor que veraneó en Mallorca con su mujer y sus nietos. Venía encantado el hombre, aunque no sé si por su carencias en el inglés o porque realmente en el buffet del hotel nada más que había cosas de turistas, no supo nombrarme ni un plato típico que hubiera degustado. De hecho, cuando le pregunté si había alguna comida que le hubiera gustado especialmente me contestó con un nombre que me sonaba parecido. Así que le pregunté ¿eso no es una playa? A lo que me comentó que sí. Entonces me di cuenta de que realmente no había entendido la pregunta.
Llegué al aeropuerto, sin problemas salvo que no me podían dar el billete de París Málaga todavía. Tuve que ir a Air France donde me confirmaron que nada y, tras darme cuenta de que ya habían quitado el cartelito de SkyEurope que la semana anterior todavía estaba, entré , fui para la puerta de embarque donde todavía no había nadie en la cola. Yo era el primero y además en un minuto o dos abrieron así que pude pasar y sentarme cómodamente hasta que el avión salió. La ensaladita de costumbre, en París la tarjeta de embarque para Málaga, el viaje más pesado de todos los que hago a la semana (el de los lunes es igual de largo pero como voy dormido me da igual) y a casa … hasta el lunes, que probaría el confort de las salas VIP. De hecho mañana quiero entrar en la de Viena a ver qué me estaba perdiendo hasta ahora … si es que me perdía algo. Ahh, bueno, quedaba por solucionar el tema del efectivo para pagar el taxi … afortunadamente eso no fue problema porque justo a la salida sí había un cajero de los míos :-).
Un saludo, Domingo.
jueves, 17 de septiembre de 2009
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11/09 20 euros dan para lo justo |
miércoles, 16 de septiembre de 2009
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07/09 20 Euros, Oro y Resfriado |
El lunes de la semana pasada fue un tanto peculiar. En prime lugar me decidí a reclamar lo que era mío … sin saber siquiera qué es lo que era. Bueno sí, una cosa sí sabía qué era y era que podía ir directamente al mostrador de clientes "VIP" en vez de esperar la cola normal. La vez anterior que lo hice, sufrí la reprimenda de la chica quien, de forma muy discreta y educada me dijo que por aquella vez pasaba pero que para la siguiente fuera con la plebe. Ya entonces le comenté que había ido allí porque en la web me aparecía como de categoría "Gold". Se ve que entonces le entraron las dudas y me dijo que en el sistema todavía aparecía como "Ivory" (la inicial sin tener ningún viaje hecho).
Por este motivo, la semana anterior me había ocupado de trastear por la web hasta encontrar que podías imprimir tu propia tarjeta en la que aparecía la categoría actual. Así que ni corto ni perezoso me hice mi propia tarjeta artesanal, con una calidad digna de mis trabajos de marquetería del instituto (nótese la ironía). Esa era la tarjeta que llevaba cuando en la cola "buena" la muchacha me preguntó si tenía alguna ya que supongo que en el ordenador seguiría apareciendo la antigua. Y ni corto ni perezoso puse el conglomerado de papel y fixo encima del mostrador dando un golpazo como el que cierra al dominó ahorcándole el seis doble al rival. Bueno, quizás no tanto.
El caso es que la chica amablemente me extendió una receta que me dijo que era el pase para la sala VIP … que yo no sabía dónde estaba. Y tampoco caí en preguntarle porque la verdad es que me preocupaba más otra cosa. El día anterior se me había olvidado sacar dinero del cajero y, de no solucionarlo, me encontraría toda la semana en Bratislava con aproximadamente 20 euros para gastar.
Desde luego no se trataba de ningún drama, podía sacar el cualquier cajero y precisamente al lado del apartamento hay alguno. Pero también es cierto que es una tontería darle unos euros de comisión al banco cuando no es necesario. Así que empecé a pasearme por la terminal en busca de un cajero donde recordaba que, hacía años, había sacado dinero. Pero nada, los dos únicos que vi eran de redes diferentes para la que, si bien tenía una tarjeta, no recordaba el PIN. Pregunté a unos empleados y me señalaron la zona de compras. Subí pero más de lo mismo. Así que cuando ya llegaba la hora de embarcar, dejé los cajeros y dejé también la sala VIP para mejor día.
Poco después entraba en el avión, cogía mi mantita "suelta pelusas azules" y mi almohadilla y me acurrucaba en la parte izquierda del avión presto a dormir todo lo dormible … como así hice. Eso sí, no conté con que esta vez o el frío era mayor o yo estaba más bajo de defensas o dormí con la boca abierta porque me resfrié y el resfriado me acompañó también toda la semana.
Llegué a París, hice el amago de buscar un cajero pero pensé que puestos a que me cobraran comisión ya sacaba directamente en Bratislava. Y poco más, cogí mi avión para Viena seguí leyendo "El nombre de la Rosa", me dejé medio sandwich porque si bien no están malos, la verdad es que estoy empezando a aborrecer los sandwiches de Austrian (las ensaladas de vuelta no, esas están buenas), llegué a Viena, luego a Bratislava, el trabajo, salir tarde etc.
Un saludo, Domingo.
martes, 15 de septiembre de 2009
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04/09 El viaje de la maleta |
El viernes comenzó como temía y como casi no podía ser de otra forma. Bueno, sí que hubiera podido coger un taxi pero los taxis estaban ya prácticamente al lado del trabajo así que no merecía mucho la pena.
El caso es que me levanté, cogí la maleta y tras comprobar que pesaba como sus "passed away relatives" me encaminé maleta en una mano, paraguas en la otra porque estaba empezando a chispear. El camino fue mejor de lo que pensaba, la verdad. Ciertamente la maleta pesaba pero yendo por los sitios correctos pues no se iba mal. Además pensé que lo mismo así encajaban mejor las cosas y luego resistía mejor los golpes. Y una mmmmmaleta llena de cerveza para mí.
Lo que es en sí el camino no se me hizo demasiado largo. Ciertamente la maleta pesaba pero se podía llevar aceptablemente bien. La verdad es que luego me sorprendí cuando al facturarla la báscula marcó 21 kilos o algo así. Yo hubiera apostado que serían 15 ó 16. Sobre todo teniendo en cuenta que, cuando la tuve que embarcar la vez anterior pesaba 10 kilos.
Llegando casi al trabajo, me paré a hacer una foto con el móvil. El objetivo de la foto no era sino el socavón más grande que yo haya visto en mi vida. En mitad de la carretera, un agujero de unos 30-40 centímetros de profundidad con signos de que lo que antes había sido un bache, había cedido mostrando al público la calidad con la que hace mucho o poco tiempo se hicieron estas carreteras de aquí. El socavón ya lo había visto la tarde anterior y por eso iba preparado para hacerle la foto. Bueno por eso y porque para señalarlo habían puesto un "algo" con unas flores o al menos alguna planta que curiosamente eran bonitas. Esa mañana ya estaban algo más ajadas y además creo que habían puesto un cono pero bueno, en el móvil tengo la foto que, como las demás, a ver si las saco :-).
Luego el trabajo fue bastante tranquilo. Incluso demasiado tranquilo diría yo. Ha sido probablemente la vez que con más tranquilidad lo he preparado todo y casi antes he salido. Sobre las 15:30, como siempre, salí camino a Viena donde llegué a la hora acostumbrada. Me fui directo para el sitio de facturación con mi código y … mensaje de error. Me decía que el vuelo no estaba disponible. Como no es la primera vez que da error y no estaba muy seguro del código, probé con el carnet de identidad pero el mismo resultado. Así que me acerqué al mostrador correspondiente y allí una de las empleadas de Austrian me atendió muy amable.
Tras poner cara rara y verificar un par de cosas me dijo que mi vuelo había salido unos minutos antes y que llegaba tarde. La verdad es que me sonaba alguna conversación con los de la agencia de viaje acerca de que algún día podría tener que salir antes del trabajo pero como quiera que he tenido que cambiar varias veces de vuelo, yo estaba en que esa opción no fue la que finalmente había escogido. Luego comprobaría que siempre había estado así y si de alguien era la culpa, era de mí mismo.
En cualquier caso, afortunadamente no me apuro. Tenía que sacar un billete nuevo al precio que fuera y luego discutir con mi jefe con el que no podía consultarlo. Además tampoco iba a volverme a Bratislava, como era natural. Así que, siguiendo las órdenes de la azafata primero fui al mostrador de Austrian y luego de allí me mandaron al de Air France. Allí me atendió una mujer cuarentona pero de aspecto muy juvenil con un curioso corte de pelo que la verdad es que parecía más preocupada que yo. Dio mil vueltas, me lo explicó todo, me dijo que solo eran 65 euros el cambio de billete (ahí suspiré), fue al mostrador de Austrian, trajo la cinta para la maleta, me había facturado ya … la verdad es que la mujer fue muy amable. ¡¡¡Igualito que en otros sitios!!!. Y la verdad es que no pienso en ninguno en concreto pero … bueno sí, así a bote pronto se me ocurre la estación de trenes de Bratislava :-).
El caso es que cogí mi billetito, dejé mi maleta en la cinta de Air France, me fui camino de la puerta de embarque, no tuve que esperar mucho y a volar. El camino de vuelta pues como siempre, con el único comentario, quizás, de que en París compré "Los Pilares de la Tierra" y "El nombre de la rosa" en francés, con la idea de leerlos algún día. De hecho ahora el que estoy leyendo es el de Eco. El otro lo dejaremos para cuando quiera "releerlo" :-). En el camino sí en la ida había terminado de leer uno de un conocido escritor español de derechas, en la vuelta terminé de leer el de otro conocido escritor americano (o mejor dicho estadounidense) de izquierdas. Bueno, de lo que ellos dicen izquierda porque la verdad es que el partido demócrata se parece a nuestra izquierda una cosa mala … :-).
En fin, al final llegué, y nada más llegar puse la correspondiente reclamación porque el equipaje no había llegado. Y poco o nada más. Vamos poco más ese día porque al día siguiente llegaron con la maleta a mi casa, aunque yo no estaba. Yo la abrí el domingo y la alegría que tenía al ver que no había ningún signo de líquidos derramados se desvaneció cuando vi una lata completamente "espachurrada" y, por supuesto, vacía.
Afortunadamente todo lo demás estaba bien … con evidentes signos de que el viaje no había sido cómodo pero bien. Además como las cosas más sensibles o estaban envueltas o simplemente iban en paquetes, no hubo que lamentar más daños. Bueno sí, un libro que había terminado de leer y que no quise (tampoco podía) llevar encima acabó mojadillo pero tampoco pasó nada. En fin, al menos no necesitaré traer maletas de nuevo hasta dentro de un tiempo cuando empiece a recoger las cosas que tengo por aquí.
Un saludo, Domingo.
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02/09 Importando |
El miércoles y el jueves fueron … digamos que intrascendentes desde el punto de vista del trabajo. Si no recuerdo mal, lo dediqué a intentar descifrar algo que al final no conseguí descifrar del todo y que todavía tengo pendiente. Lo más importante, sin duda, fueron las compras. En particular el miércoles lo dediqué a comprar las bebidas, Kofola, Mirinda y Cerveza para familiares y amigos. Bueno, solo para familiares.
Primero fui al Lidl, allí compré la Kofola que, como iba a pesar más, prefería no traerla desde el Carrefour. Compré además la cerveza típica de aquí; al menos la que se ve anunciada en todos los lados y una segunda marca por si acaso. Me habían dicho que la cerveza checa era mejor pero todas las que vi eran eslovacas así que cerveza eslovaca al canto. Tanta insensatez alimentando vicio ajeno evidentemente tendría que pagarla :-).
Luego me di mi paseíto hasta el Carrefour. Saldría de aquí a las 7 y cuarto o así y llegaría aproximadamente media hora después y ya era casi de noche. Entré en el Carrefour y todo estaba lleno de material escolar. De hecho, esa mañana había visto yo un montón de gente llevando niños a los colegios y, además, una furgoneta de televisión que supuestamente estaba informando del primer día de clase.
No compré nada de colegio y de lo demás, pues creo que compré panecillos (bollitos de leche a 5 céntimos que congelaría y me solventarían los desayunos de la semana siguiente). Lo que sí compré fue botellines de Kofola y Mirinda. Por cierto que los botellines aquí son extremadamente caros. Por ejemplo un botellín de medio litro de Kofola o Mirinda (el nombre coexiste con el de Fanta) debe costar unos 70 céntimos. Los dos litros de Kofola 95 céntimos en el Lidl y 99 en el Carrefour :-O.
Y alguna cosilla más compraría, aunque no recuerdo qué. El caso es que emprendí el camino de vuelta, camino que al igual que el de ida fue algo más rápido pues tomé un atajo. Eso sí, la vuelta me pasé de frenada y al final tuve que retroceder un poco aunque poca cosa. Llegué coloqué las cosas en la maleta comprobando que cabía todo y lo de siempre, ducharse, cenar etc.
El jueves me lo tomé de descanso y lo único es que creo que volví a pasar por el Lidl. Por lo demás dejé hecha la maleta que quedó "preta", "prieta" o "pretá" como se prefiera. El caso es que a causa de la "pretez" esperaba yo que, sobre todo las latas de cerveza, no hicieran de las suyas. Al menos el resto lo intenté resguardar lo mejor que pude y ya está.
Un saludo, Domingo.
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31/08 De puente |
Desde que el día de mi cumpleaños comprobara que durmiendo se está mejor que leyendo y que con manta se pasa menos frío que sin ella, mis viajes "selénicos","lunecinos", "lunáticos" o de los lunes (no en vano lunes viene de Luna) son otra cosa. El de ese lunes en particular me vio llegar primero a París y luego a Viena con la "maleta de embarcar", la misma que llegaría de vuelta el sábado siguiente apestando a cerveza, pero eso es otra cosa.
Esa vez, para evitar facturarla, la llevé conmigo. Como estaba vacía salvo un par de libros, la correa que iba dentro para evitar tener que quitármela en el aeropuerto y poco más, sabía que no habría problema. Efectivamente no lo hubo. Ese día además llegué temprano a Viena y pedí al taxista que me dejara en el apartamento. Una vez allí, subí, dejé la maleta, mi paseíto y unos 15 minutos después ya estaba en el trabajo a la hora acostumbrada.
Lo que no sé es a la hora que saldría pero supongo que no excesivamente temprano ya que rara vez salgo los lunes antes de las 7. Y lo que es el lunes pues fue básicamente eso porque el 1 de Septiembre era fiesta aquí en Bratislava y mucha gente se pilló el puente. Bueno sí, creo que salí algo antes de las siete porque antes me pasé por secretaría para asegurarme de que al día siguiente no iba a tener problemas con la entrada y luego fui a comprar a aquel pequeño supermercado al que iba cuando me alojaba en el hotel.
A decir verdad también hubiera podido ser la semana anterior pero creo que no, que fue un lunes. Efectivamente, allí estuve mirando si había Kofola o Mirinda para llevar. Había diferentes tipos de Kofola pero no botellines de medio litro. Al final compré palillos de pan con sal (que me gustan mucho aunque ya no los compro), harina para hacer halusky y yogures principalmente, entre ellos el Activia con aloe vera :-). Las bebidas las dejé para el Lidl y el Carrefour
El martes me levanté con sueño, me duché, desayuné, cogí las cosas que había decidido llevarme para comer (el restaurante iba a estar cerrado) ... y al trabajo. Una vez allí tuve una de esas experiencias religiosas que de vez en cuando he podido disfrutar en Eslovaquia: hablar con alguien que no entiende absolutamente nada de lo que le dices y viceversa. Allí estaba un señor encargado de la seguridad del edificio que tras un intenso esfuerzo mental recordó la palabra "name" y entonces entre los dos ya dedujimos que había que firmar en un libro de visitas a pesar de tener tarjeta de entrada. Hasta entonces la única vez que tuve que firmar fue el primer día, en la recepción de la empresa, no del edificio y antes de coger la tarjeta de seguridad.
Firmé y para adentro con mis zanahorias, mi dan-up de medio litro y no recuerdo qué más llevaba. Eso sí, fue una comida frugal ... y también fue pronto porque como ya estoy acostumbrado al horario, el tiempo entre las 9 y pico y las 12 se me pasó volando. Aunque antes de entrar con todo, me volvieron a parar para preguntarme otra cosa, cosa que pude descifrar gracias a que me dieron la clave, la palabra "ten" que era la planta a la que yo iba. En cierta forma también me sentí yo mal porque ya podía haberme aprendido los números en eslovaco :-S.
Allí estaba prácticamente solo excepto alguna que otra persona suelta. Vamos, prácticamente como hoy que también ha sido fiesta. En particular, al igual que hoy, no había nadie de mi equipo. Así que el día fue la mar de tranquilo y, casi sin darme cuenta, llegó la hora de irse. Me fui, no sé si firmé en el libro de nuevo (hoy he tenido que hacerlo) y hasta el día siguiente.
Un saludo, Domingo.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
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28/08 De puzzles |
Esa semana, salvo el cumpleaños, hubo poco que destacar. Lo único, quizás, relacionado con el trabajo cuando tuve que ir a otro edificio donde está un proyecto de los tres con los que vamos (o deberíamos) colaborar en breve.
El edificio en cuestión resultó ser un edificio que no tenía nada que ver con el mío y en el que, para entrar, ni siquiera valía mi tarjeta. Menos mal que fui con tiempo o si no me hubiera sido imposible entre ir a un lado, a otro, volver etc. Luego ya, una vez dentro, di mi charlita … con las axilas que parecía Camacho del calor que hacía allí y poco más.
La verdad es que el edificio está muy cerca pero en una zona curiosa. Hay una especie de mini-laguito artificial con unas planchas de metal sobre el mismo a la distancia suficiente como para que no baste dar un paso sino que tengas que dar un saltito pequeño para llegar. Es un sitio bonito, a ver si hago alguna foto. En relación con las fotos, a ver si aprovecho también y subo alguna de las pocas más que tengo a falta de que vaya al puente sobre el río … Danubio a hacer más.
Por lo demás, en cuanto a la semana respecta, poco más. Precisamente quería haber ido esa semana a hacer algo de turismo pero la pereza me pudo. La pereza y que cada vez anochece antes aquí. Ya a las 8 es de noche así que tengo que salir algún día sobre las 6 y tirar al puente a ver si saco esas fotos.
Así que, una vez despachada la semana con cajas destempladas, queda el viernes. El viernes tampoco es que hubiera mucho que destacar. Lo único es que ese viernes llevaba yo la maleta de mano pequeña en la que portaba, entre otras cosas, los panecillos/patatillas con sabor a cebolla y que también hemos visto esta semana en el Aldi (aunque otra marca, claro). Esa semana yo llevaba la maleta de mano cargadilla porque no solo llevaba cosas para mí sino también para regalar al día siguiente. Ciertamente no se trataba de regalos con mucho glamour pero bueno, tampoco me cabía mucho más en la maleta, sobre todo para el número de personas que se trataba. Esperaba yo, poder encontrarme con la azafata de la semana anterior para decirle que, por su culpa, las cosas me llegaron el domingo pero al final no tuve la oportunidad de ser tan malo :-).
Ese día, me dieron además 3 euros de descuento para comprar en el aeropuerto y compré barquillos típicos de Viena. El único punto que se pueda salir algo más de lo habitual es que al llegar a París pasaba yo por el aeropuerto camino de la puerta de embarque cuando escuché a una niña preguntando en español que dónde estaba la puerta de embarque a la que yo iba. Entonces me paré, le pregunté que si iba a Málaga, me respondió que sí yle dije que si quería podía acompañarme. Ella iba junto a su amiga francesa con la que había estado de intercambio y el padre de la amiga que no sé si se terminaba de fiar mucho pero bueno. Nos acompañaron a los rayos X y ya ahí pasamos a la puerta de embarque que estaba a 10 metros.
Y una vez en el avión, allí me encontré con que a mi lado estaban un padre con su hija o su sobrina, pues no lo llegué a entender muy bien. La niña venía de EuroDisney y traía en particular el típico puzzle de 3x3 con una pieza que falta y que no sabía completar. Llegado un momento y viendo que el adulto que la acompañaba tampoco era probable que supiera hacerlo, paré de leer para explicarle a la niña los dos truquitos con los que podría hacer cualquier puzzle de ese tipo. Tuve que explicárselo varias veces a la niña hasta que lo entendió el adulto :-S. Al final sí parece que ambos acabaron entendiéndolo :-). Finalmente llegaría a Málaga y ya como siempre.
Un saludo, Domingo.
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24/08 Cumpleaños |
Ya lo comenté también en el otro blog: http://donmingo.blogspot.com/2009/08/bocadillos-mirinda-y-kofola.html
Lo fundamental de esa seman fue, por supuesto, mi cumpleaños y que era la primera semana que volvía a la monotonía. Como ya conté, el viaje de ida yo esperaba que se estiraran conmigo y me dieran primera clase o algo así. Se ve que no, se ve que los "regalos" lo mismo lo hacen al pasar de "categoría" y yo hacía poco que había pasado a la categoría oro al haber superado los 30 vuelos (o algo así) con la Alianza Sky Team.
Ese día aproveché también para dormir todo lo que pude y más en el avión hacia París. Aproveché también para coger una mantita nada más llegar pues sabía que a mitad de camino haría frío … como efectivamente fue. De hecho, me desperté como siempre a mitad de camino y pensé que coger el libro, que es lo que hacía siempre. Pero esta vez la pereza pudo conmigo e intenté seguir durmiendo. Lo conseguí, me desperté, lo volví a intentar, lo volví a conseguir, me volví a despertar … así hasta París.
Este sería el primero de una serie de lunes en los que el Málaga-París serviría para completar el escaso período onírico del que disfruto los lunes y la verdad es que le estoy cogiendo el gustillo :-). El lado negativo está en que la manta de Air Europa suelta una gran cantidad de pelusilla azul que luego tienes que cepillar tanto de los pantalones como de lo que lleves puesto arriba. A ese paso casi me va a salir mejor llevarme yo una manta o una chaqueta o lo que sea. De hecho lo de la chaqueta no solo ya mismo tendrá que ser una realidad sino que ya es una realidad. Esta semana ya voy y vengo con la chaqueta al trabajo.
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21/08 Más taxistas |
El viernes de esa semana fue un tanto especial en cuanto a que me dejaba a gente en el apartamento pero creo que de lo más normal en cuanto a los viajes de no ser porque conocí a un nuevo espécimen de taxista, malagueño otra vez. La verdad es que no recuerdo nada destacable del viernes salvo que, sobre las 15:00 llamé al apartamento para despedirme. Ya, luego, lo normal, sobre las 15:30 saldría (como siempre) camino Viena y una vez allí lo de siempre.
En Viena sí recuerdo que me tocó una (la tercera) pelota de playa en los cacharros que te daban para rascar y con los que podías ganar diferentes premios. Ya en el avión, acabaría (por fin) la Eneida y empezaría el siguiente que no sé si era el de "Autour de la Lune" de Jules Verne.
Perdón, sí que pasó algo que recordar en el aeropuerto. Yo llevaba la maleta con los regalos, los juguetes para los niños etc. Al entrar en la puerta de embarque había una asiático-austriaca con muy mala uva diciendo a la gente que pesara la maleta y si pesaba más de 8 kilos tenía que facturarla. La mía pesaba 10 porque, entre otras cosas, la maleta vacía ya pesará 4-5 kilos y a pesar de que la mayoría de las cosas no pesaban mucho, sí que se pasaba de los 8 kilos que Austrian Airlines marca como límite.
Yo, como buena persona, intenté ejercitar mi derecho al pataleo. Aduje que iba a hacer escala y que eso significaba que perderían la maleta y tal. Me dijeron que no colaba. Dije también que para una persona con tarjeta oro (yo me había enterado el día antes al mirar el saldo de millas) el límite era 12, 8 de equipaje y 4 de portátil. Yo no llevaba portátil por lo que … tampoco coló. Y nada, por más que lo intenté no hubo forma así que me tuve que contentar con sacar las cosas más frágiles y llevármelas yo. Finalmente me despedí dándole la maleta a la azafata con la que había estado discutiendo todo el rato (que no era la asiática) y diciéndole que, con suerte, recibiría la maleta al día siguiente. Ella me dijo que no fuera pesimista, que con suerte estaría en el aeropuerto al llegar yo. Al final, por supuesto, yo acerté, no hubo suerte y la maleta llegó el domingo.
Pero bueno, volviendo al tema, una vez llegado a Málaga tras pasar por París, llegó el momento de echar a la lotería del taxi … y esta vez me tocó. Llevaba yo la bolsa con, precisamente, las cosas frágiles y al meterla el tío en el maletero lo hizo de mala manera. Le dije que tuviera cuidado pero no pareció prestar mucha atención.
A continuación, una vez ya dentro, le dije el destino y él empezó a golpear furiosamente los números del taxímetro hasta que consiguió ponerlo en la cantidad que él deseaba. Tras eso, dio un acelerón y se perdió en las penumbras de la noche … solo que yo iba con él. El tío corría … excesivamente. Le daban igual los badenes y yo sufría por mí y por los regalos que escuchaba rebotar en el maletero. Solo cuando ya estaba llegando al destino pareció calmarse y yo me tiré todo ese camino dudando entre si le pedía educadamente que fuera más despacito o que si tenía algún problema no lo pagara conmigo (no en vano después de 2 aviones y 2500 kms. Quedaba un tanto feo si me la pegaba en Málaga con un taxista loco). Como digo, al final parece que ya se moderó y yo llegué sano y salvo. Menos mal que los próximos taxistas ya sí serían más normales. A ver si sigue así la cosa.
Un saludo, Domingo.
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19/08 Del apartamento al trabajo ... |
El resto de la semana no tuvo mucho que contar. Se podría resumir con un lacónico "del apartamento al trabajo, del trabajo al apartamento", vamos como cualquier otra semana. Bueno, evidentemente el resto de cosas no fueron como cualquier otra semana, pero lo relativo al trabajo sí. En lo no relativo al trabajo, si no recuerdo mal, por fin probé la sandía de Bratislava.
La sandía de Bratislava, aparte de ser una especie de golosina para esta gente que incluso se lleva "tuppers" al trabajo con triangulitos de sandía que se van comiendo, me resultó como la típìca sandía española de la que decimos simplemente que está buena porque está fresquita. Lo mismo es solo la que yo probé, pero, si era buena, desde luego no tenía el sabor de las sandías españolas que salen buenas.
Además de la sandía, también tuve oportunidad de probar la restauración china bratislava aunque la verdad es que eso tampoco es que tenga mucho mérito. Que yo recuerde, cerca del apartamento hay no menos de dos bistrós asiáticos, un gran restaurante chino anexado a un hotel prácticamente al lado del trabajo y un restaurante que tiene pinta de japonés. Yo fui al restaurante chino.
Aunque la verdad es que fue solo porque era eso o nada. Aquí la mayoría de los comercios cierran pronto (como en el resto de Europa). El mercadillo a las 18:00, los restaurantes a las 22:00 y por ejemplo el restaurante griego cierra a las 23:00 en lo que cabría calificar como un guiño a la cultura mediterránea. Los restaurantes del centro cierran a las 22:00 los que yo he visto. Pues bien, salimos a cenar prácticamente a las 22:00 y ya era cuestión de ver qué se podía encontrar … y encontramos el chino del hotel que cerraba a las 24:00.
Es un restaurante muy curioso, con una decoración muy "china" y además con una riqueza y profundidad de detalles que casi resultaba raro pensar en él como en el típico restaurante chino con pinta de cutre. Además estaban de obras en la sala de al lado, no sé si para reformarla, redecorarla, anexionarla pero algo así. Por ese motivo al principio tampoco quedaba muy claro si estaba abierto pero finalmente sí que lo estaba y, de hecho, la puerta principal estaba por otro lado.
Cenamos y la verdad es que todo estaba muy bueno. En cuanto a precio, era un pelín caro para los estándares de aquí, pero bastante asequible para los estándares españoles. Y más que nada con la panzada de comer que nos dimos.
Una cosa curiosa sobre el restaurante fueron los camareros. La camarera que nos atendió era un tanto difícil de entender aunque finalmente nos las arreglamos. Además, llegadas las 23:00 o así, varios de los trabajadores salieron de la cocina con lo que se iba a convertir en su cena. Entre los diferentes platos, el tradicional plato hasta arriba de arroz. Comieron relativamente rápido y procedieron a recoger. Por cierto, no sé si curiosamente pero fueron las mujeres las que recogieron.
Poco después seríamos nosotros los que terminaríamos y tras pagar, evidentemente, nos volvimos para el apartamento. Así que nada, ya he probado comida típica eslovaca (o de alrededores), comida griega, china, mexicana (en los buffets del mediodía), rápida y creo que solo me faltarían la pizza (aunque debería ser igual que en todos los lados) y alguna que otra que hay por el centro como la india. Lo mismo el fin de semana que me tengo que quedar aquí voy y pruebo.
Un saludo, Domingo.
jueves, 3 de septiembre de 2009
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18/08 D.E.P. |
Esto ya lo conté en el otro blog. Mi tío murió ese día y, evidentemente, no fue un buen día. Ya en Chicago vi con desazón la posibilidad de que muriera mi abuela. Afortunadamente no fue así. Esta vez, pensaba que era posible pero no probable que sucediera lo que sucedió. También me equivoqué.
Un saludo, Domingo.