jueves, 17 de septiembre de 2009

11/09 20 euros dan para lo justo

La semana pasada pasó (por eso es pasada) con más pena que gloria. Del trabajo al apartamento y del apartamento al trabajo. Bueno entre el trabajo y el apartamento de vez en cuando hacía una parada en el Lidl para comprar suministros con la tarjeta de crédito ya que todavía no había sacado del cajero :-). Es más, el miércoles o el jueves me di cuenta de que no lo haría pues el dinero que llevaba me bastaba para las cuatro comidas al medio día que tenía que hacer. Así pues, no haría falta que pusiera "a prueba la vida" como dijo aquel otro cuando se encontró a principios de mes con 5 euros o una cantidad parecida en pesetas.

Al revés, yo comía perfectamente tanto en el restaurante como en el apartamento donde en un alarde de atrevimiento culinario me hice un arroz a la cubana con plátano frito y sin salchichas con el que variar un poco el menú semanal. De hecho la semana pasada recuerdo también que comí queso empanado con sus patatitas cocidas y su salsa de yogur … ummm. Al igual que ayer comí halusky.

Pero bueno, volviendo al tema, quizás lo único más destacado de la semana fue que cada vez anochece antes y que como no termino de salir temprano del trabajo cada vez me cuesta más trabajo salir a dar una vuelta. De hecho todavía tengo pendiente la visita al castillo que algún día supongo que haré. Además, también hace más fresco, que no frío. De hecho ya voy y vengo al trabajo con la chaqueta. Supongo que ya mismo será con el abrigo.

Y por último, pues el viernes fue también como todos los viernes con la única excepción de que uno una mega-reunión poco antes de salir yo de vuelta a Málaga, pero bueno, tampoco es que yo tuviera mucho que decir en la reunión aquella. Por cierto, que tuvo lugar un curioso episodio de esos en los que alguien deja con el culo al aire a otra persona, entiendo que sin darse cuenta de que también queda mal ella misma pero bueno.

El caso es que sobre las 15:30 salí camino de Viena con mi viejo amigo el señor que veraneó en Mallorca con su mujer y sus nietos. Venía encantado el hombre, aunque no sé si por su carencias en el inglés o porque realmente en el buffet del hotel nada más que había cosas de turistas, no supo nombrarme ni un plato típico que hubiera degustado. De hecho, cuando le pregunté si había alguna comida que le hubiera gustado especialmente me contestó con un nombre que me sonaba parecido. Así que le pregunté ¿eso no es una playa? A lo que me comentó que sí. Entonces me di cuenta de que realmente no había entendido la pregunta.

Llegué al aeropuerto, sin problemas salvo que no me podían dar el billete de París Málaga todavía. Tuve que ir a Air France donde me confirmaron que nada y, tras darme cuenta de que ya habían quitado el cartelito de SkyEurope que la semana anterior todavía estaba, entré , fui para la puerta de embarque donde todavía no había nadie en la cola. Yo era el primero y además en un minuto o dos abrieron así que pude pasar y sentarme cómodamente hasta que el avión salió. La ensaladita de costumbre, en París la tarjeta de embarque para Málaga, el viaje más pesado de todos los que hago a la semana (el de los lunes es igual de largo pero como voy dormido me da igual) y a casa … hasta el lunes, que probaría el confort de las salas VIP. De hecho mañana quiero entrar en la de Viena a ver qué me estaba perdiendo hasta ahora … si es que me perdía algo. Ahh, bueno, quedaba por solucionar el tema del efectivo para pagar el taxi … afortunadamente eso no fue problema porque justo a la salida sí había un cajero de los míos :-).

Un saludo, Domingo.

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