miércoles, 16 de septiembre de 2009

07/09 20 Euros, Oro y Resfriado

El lunes de la semana pasada fue un tanto peculiar. En prime lugar me decidí a reclamar lo que era mío … sin saber siquiera qué es lo que era. Bueno sí, una cosa sí sabía qué era y era que podía ir directamente al mostrador de clientes "VIP" en vez de esperar la cola normal. La vez anterior que lo hice, sufrí la reprimenda de la chica quien, de forma muy discreta y educada me dijo que por aquella vez pasaba pero que para la siguiente fuera con la plebe. Ya entonces le comenté que había ido allí porque en la web me aparecía como de categoría "Gold". Se ve que entonces le entraron las dudas y me dijo que en el sistema todavía aparecía como "Ivory" (la inicial sin tener ningún viaje hecho).

Por este motivo, la semana anterior me había ocupado de trastear por la web hasta encontrar que podías imprimir tu propia tarjeta en la que aparecía la categoría actual. Así que ni corto ni perezoso me hice mi propia tarjeta artesanal, con una calidad digna de mis trabajos de marquetería del instituto (nótese la ironía). Esa era la tarjeta que llevaba cuando en la cola "buena" la muchacha me preguntó si tenía alguna ya que supongo que en el ordenador seguiría apareciendo la antigua. Y ni corto ni perezoso puse el conglomerado de papel y fixo encima del mostrador dando un golpazo como el que cierra al dominó ahorcándole el seis doble al rival. Bueno, quizás no tanto.

El caso es que la chica amablemente me extendió una receta que me dijo que era el pase para la sala VIP … que yo no sabía dónde estaba. Y tampoco caí en preguntarle porque la verdad es que me preocupaba más otra cosa. El día anterior se me había olvidado sacar dinero del cajero y, de no solucionarlo, me encontraría toda la semana en Bratislava con aproximadamente 20 euros para gastar.

Desde luego no se trataba de ningún drama, podía sacar el cualquier cajero y precisamente al lado del apartamento hay alguno. Pero también es cierto que es una tontería darle unos euros de comisión al banco cuando no es necesario. Así que empecé a pasearme por la terminal en busca de un cajero donde recordaba que, hacía años, había sacado dinero. Pero nada, los dos únicos que vi eran de redes diferentes para la que, si bien tenía una tarjeta, no recordaba el PIN. Pregunté a unos empleados y me señalaron la zona de compras. Subí pero más de lo mismo. Así que cuando ya llegaba la hora de embarcar, dejé los cajeros y dejé también la sala VIP para mejor día.

Poco después entraba en el avión, cogía mi mantita "suelta pelusas azules" y mi almohadilla y me acurrucaba en la parte izquierda del avión presto a dormir todo lo dormible … como así hice. Eso sí, no conté con que esta vez o el frío era mayor o yo estaba más bajo de defensas o dormí con la boca abierta porque me resfrié y el resfriado me acompañó también toda la semana.

Llegué a París, hice el amago de buscar un cajero pero pensé que puestos a que me cobraran comisión ya sacaba directamente en Bratislava. Y poco más, cogí mi avión para Viena seguí leyendo "El nombre de la Rosa", me dejé medio sandwich porque si bien no están malos, la verdad es que estoy empezando a aborrecer los sandwiches de Austrian (las ensaladas de vuelta no, esas están buenas), llegué a Viena, luego a Bratislava, el trabajo, salir tarde etc.

Un saludo, Domingo.

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