Esto ya lo conté en el otro blog. Mi tío murió ese día y, evidentemente, no fue un buen día. Ya en Chicago vi con desazón la posibilidad de que muriera mi abuela. Afortunadamente no fue así. Esta vez, pensaba que era posible pero no probable que sucediera lo que sucedió. También me equivoqué.
Un saludo, Domingo.
jueves, 3 de septiembre de 2009
18/08 D.E.P.
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