martes, 15 de septiembre de 2009

04/09 El viaje de la maleta

El viernes comenzó como temía y como casi no podía ser de otra forma. Bueno, sí que hubiera podido coger un taxi pero los taxis estaban ya prácticamente al lado del trabajo así que no merecía mucho la pena.

El caso es que me levanté, cogí la maleta y tras comprobar que pesaba como sus "passed away relatives" me encaminé maleta en una mano, paraguas en la otra porque estaba empezando a chispear. El camino fue mejor de lo que pensaba, la verdad. Ciertamente la maleta pesaba pero yendo por los sitios correctos pues no se iba mal. Además pensé que lo mismo así encajaban mejor las cosas y luego resistía mejor los golpes. Y una mmmmmaleta llena de cerveza para mí.

Lo que es en sí el camino no se me hizo demasiado largo. Ciertamente la maleta pesaba pero se podía llevar aceptablemente bien. La verdad es que luego me sorprendí cuando al facturarla la báscula marcó 21 kilos o algo así. Yo hubiera apostado que serían 15 ó 16. Sobre todo teniendo en cuenta que, cuando la tuve que embarcar la vez anterior pesaba 10 kilos.

Llegando casi al trabajo, me paré a hacer una foto con el móvil. El objetivo de la foto no era sino el socavón más grande que yo haya visto en mi vida. En mitad de la carretera, un agujero de unos 30-40 centímetros de profundidad con signos de que lo que antes había sido un bache, había cedido mostrando al público la calidad con la que hace mucho o poco tiempo se hicieron estas carreteras de aquí. El socavón ya lo había visto la tarde anterior y por eso iba preparado para hacerle la foto. Bueno por eso y porque para señalarlo habían puesto un "algo" con unas flores o al menos alguna planta que curiosamente eran bonitas. Esa mañana ya estaban algo más ajadas y además creo que habían puesto un cono pero bueno, en el móvil tengo la foto que, como las demás, a ver si las saco :-).

Luego el trabajo fue bastante tranquilo. Incluso demasiado tranquilo diría yo. Ha sido probablemente la vez que con más tranquilidad lo he preparado todo y casi antes he salido. Sobre las 15:30, como siempre, salí camino a Viena donde llegué a la hora acostumbrada. Me fui directo para el sitio de facturación con mi código y … mensaje de error. Me decía que el vuelo no estaba disponible. Como no es la primera vez que da error y no estaba muy seguro del código, probé con el carnet de identidad pero el mismo resultado. Así que me acerqué al mostrador correspondiente y allí una de las empleadas de Austrian me atendió muy amable.

Tras poner cara rara y verificar un par de cosas me dijo que mi vuelo había salido unos minutos antes y que llegaba tarde. La verdad es que me sonaba alguna conversación con los de la agencia de viaje acerca de que algún día podría tener que salir antes del trabajo pero como quiera que he tenido que cambiar varias veces de vuelo, yo estaba en que esa opción no fue la que finalmente había escogido. Luego comprobaría que siempre había estado así y si de alguien era la culpa, era de mí mismo.

En cualquier caso, afortunadamente no me apuro. Tenía que sacar un billete nuevo al precio que fuera y luego discutir con mi jefe con el que no podía consultarlo. Además tampoco iba a volverme a Bratislava, como era natural. Así que, siguiendo las órdenes de la azafata primero fui al mostrador de Austrian y luego de allí me mandaron al de Air France. Allí me atendió una mujer cuarentona pero de aspecto muy juvenil con un curioso corte de pelo que la verdad es que parecía más preocupada que yo. Dio mil vueltas, me lo explicó todo, me dijo que solo eran 65 euros el cambio de billete (ahí suspiré), fue al mostrador de Austrian, trajo la cinta para la maleta, me había facturado ya … la verdad es que la mujer fue muy amable. ¡¡¡Igualito que en otros sitios!!!. Y la verdad es que no pienso en ninguno en concreto pero … bueno sí, así a bote pronto se me ocurre la estación de trenes de Bratislava :-).

El caso es que cogí mi billetito, dejé mi maleta en la cinta de Air France, me fui camino de la puerta de embarque, no tuve que esperar mucho y a volar. El camino de vuelta pues como siempre, con el único comentario, quizás, de que en París compré "Los Pilares de la Tierra" y "El nombre de la rosa" en francés, con la idea de leerlos algún día. De hecho ahora el que estoy leyendo es el de Eco. El otro lo dejaremos para cuando quiera "releerlo" :-). En el camino sí en la ida había terminado de leer uno de un conocido escritor español de derechas, en la vuelta terminé de leer el de otro conocido escritor americano (o mejor dicho estadounidense) de izquierdas. Bueno, de lo que ellos dicen izquierda porque la verdad es que el partido demócrata se parece a nuestra izquierda una cosa mala … :-).

En fin, al final llegué, y nada más llegar puse la correspondiente reclamación porque el equipaje no había llegado. Y poco o nada más. Vamos poco más ese día porque al día siguiente llegaron con la maleta a mi casa, aunque yo no estaba. Yo la abrí el domingo y la alegría que tenía al ver que no había ningún signo de líquidos derramados se desvaneció cuando vi una lata completamente "espachurrada" y, por supuesto, vacía.

Afortunadamente todo lo demás estaba bien … con evidentes signos de que el viaje no había sido cómodo pero bien. Además como las cosas más sensibles o estaban envueltas o simplemente iban en paquetes, no hubo que lamentar más daños. Bueno sí, un libro que había terminado de leer y que no quise (tampoco podía) llevar encima acabó mojadillo pero tampoco pasó nada. En fin, al menos no necesitaré traer maletas de nuevo hasta dentro de un tiempo cuando empiece a recoger las cosas que tengo por aquí.

Un saludo, Domingo.

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