martes, 15 de septiembre de 2009

31/08 De puente

Desde que el día de mi cumpleaños comprobara que durmiendo se está mejor que leyendo y que con manta se pasa menos frío que sin ella, mis viajes "selénicos","lunecinos", "lunáticos" o de los lunes (no en vano lunes viene de Luna) son otra cosa. El de ese lunes en particular me vio llegar primero a París y luego a Viena con la "maleta de embarcar", la misma que llegaría de vuelta el sábado siguiente apestando a cerveza, pero eso es otra cosa.

Esa vez, para evitar facturarla, la llevé conmigo. Como estaba vacía salvo un par de libros, la correa que iba dentro para evitar tener que quitármela en el aeropuerto y poco más, sabía que no habría problema. Efectivamente no lo hubo. Ese día además llegué temprano a Viena y pedí al taxista que me dejara en el apartamento. Una vez allí, subí, dejé la maleta, mi paseíto y unos 15 minutos después ya estaba en el trabajo a la hora acostumbrada.

Lo que no sé es a la hora que saldría pero supongo que no excesivamente temprano ya que rara vez salgo los lunes antes de las 7. Y lo que es el lunes pues fue básicamente eso porque el 1 de Septiembre era fiesta aquí en Bratislava y mucha gente se pilló el puente. Bueno sí, creo que salí algo antes de las siete porque antes me pasé por secretaría para asegurarme de que al día siguiente no iba a tener problemas con la entrada y luego fui a comprar a aquel pequeño supermercado al que iba cuando me alojaba en el hotel.

A decir verdad también hubiera podido ser la semana anterior pero creo que no, que fue un lunes. Efectivamente, allí estuve mirando si había Kofola o Mirinda para llevar. Había diferentes tipos de Kofola pero no botellines de medio litro. Al final compré palillos de pan con sal (que me gustan mucho aunque ya no los compro), harina para hacer halusky y yogures principalmente, entre ellos el Activia con aloe vera :-). Las bebidas las dejé para el Lidl y el Carrefour

El martes me levanté con sueño, me duché, desayuné, cogí las cosas que había decidido llevarme para comer (el restaurante iba a estar cerrado) ... y al trabajo. Una vez allí tuve una de esas experiencias religiosas que de vez en cuando he podido disfrutar en Eslovaquia: hablar con alguien que no entiende absolutamente nada de lo que le dices y viceversa. Allí estaba un señor encargado de la seguridad del edificio que tras un intenso esfuerzo mental recordó la palabra "name" y entonces entre los dos ya dedujimos que había que firmar en un libro de visitas a pesar de tener tarjeta de entrada. Hasta entonces la única vez que tuve que firmar fue el primer día, en la recepción de la empresa, no del edificio y antes de coger la tarjeta de seguridad.

Firmé y para adentro con mis zanahorias, mi dan-up de medio litro y no recuerdo qué más llevaba. Eso sí, fue una comida frugal ... y también fue pronto porque como ya estoy acostumbrado al horario, el tiempo entre las 9 y pico y las 12 se me pasó volando. Aunque antes de entrar con todo, me volvieron a parar para preguntarme otra cosa, cosa que pude descifrar gracias a que me dieron la clave, la palabra "ten" que era la planta a la que yo iba. En cierta forma también me sentí yo mal porque ya podía haberme aprendido los números en eslovaco :-S.

Allí estaba prácticamente solo excepto alguna que otra persona suelta. Vamos, prácticamente como hoy que también ha sido fiesta. En particular, al igual que hoy, no había nadie de mi equipo. Así que el día fue la mar de tranquilo y, casi sin darme cuenta, llegó la hora de irse. Me fui, no sé si firmé en el libro de nuevo (hoy he tenido que hacerlo) y hasta el día siguiente.

Un saludo, Domingo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario