Esta mañana me levanté. Anoche ya había hecho la maleta y ya sabía más o menos qué haría hoy. Si estaba lloviendo, cogería la maleta y un taxi y me iría con todo el chiringuito al trabajo. Si no llovía, dejaría la maleta en el hotel y luego por la tarde, tras coger las llaves del apartamento, iría a recogerla. Esta mañana no llovía y, de hecho, durante el día ha hecho bastante buen tiempo e incluso calor. Eso sí, no tanto como en Málaga. Llegué al trabajo y me puse con lo mío, incluyendo una reunión en la Sala Málaga. A la hora de comer, teniendo en cuenta que hoy tendría que salir antes, comí allí en mi sitio. Para la gente que se preocupa por mí, que no lo haga que comí una cantidad moderada aunque, eso sí, sin excesos. Después continué y, sobre las 5, salí sin saber muy bien si me estarían esperando o no pues no habían contestado mi correo en el que pedía que me avisaran cuando fueran a recogerme con el fin de no enfrascarme en el trabajo y encontrarme con que debía haber bajado hacía un buen rato. El caso es que bajé y fui yo el que tuvo que esperar. La chica que se encarga de estas cosas apareció con el taxi y nos dirigimos hacia el apartamento. Por cierto, con el taxi pasó algo curioso. En primer lugar era un Yellow Taxi, es decir, uno de los baratos que por dentro son coches normales. Al menos los dos en los que he estado. Lo segundo es que yo creo que el taxista debía ser el novio de la chica o el hermano o el amigo o algo. En primer lugar porque ambos parecían muy desenvueltos y relajados e incluso el taxista recibó llamadas mientras conducía, hizo él otras etc. Y en segundo lugar porque luego cuando me dejaron en el hotel, él estaba en el taxi completamente repanchingado como si le importara un pimiento que lo vieran así (que probablemente era lo que pasaba). Pero lo curioso ahí fue precisamente lo de las llamadas. El camino andando es muy rápido pero en coche hay que dar una vuelta más larga. Las llamadas tuvieron lugar precisamente durante esa vuelta. Entonces me vino a la cabeza la, aparentemente, tan famosa película Hostel, que por mucho que digan que no es cierta, que en Bratislava no se secuestra y tortura a los turistas, a los que me conocen en España no le debe importar porque son casi legión los que me preguntan si la he visto, cuando no me dicen directamente que la vea. Yo estaba moderadamente tranquilo pues en este caso no estaba con niños, pero reconozco que por un momento se me pasó por la cabeza la idea de que Bonny & Clide no fueran quienes decían ser y que me fueran a secuestrar para pedir a cambio solidarizarse conmigo y pagar parte de la hipoteca, amenazándome con torturarme si no les dejaba pagar la hipoteca. Pero afortunadamente no pasó de ahí :-). Llegamos al edificio de apartamentos y lo primero fue ver que el manojo de llaves se antojaba inmenso. Al final le devolví todas las llaves del trastero pues no creo que lo vaya a usar y siempre estoy a tiempo de cambiar de opinión. Lo segundo fue ver que el ascensor es curioso. Pulsas el número del piso al que vas y te dice cuál de los tres ascensores te toca. Los ascensores por dentro no tienen números porque tú ya has solicitado fuera el piso. En particular, pulsamos el 7 y nos señala el ascensor C. Unos repartidores de lavadoras pulsan el 11 y les señalan también el C. Tenían que haber pasado ellos antes que nosotros pero al final el ascensor era grande y pudimos salir sin demasiados problemas. Salimos del ascensor, abrimos una segunda puerta de seguridad que hay y pasamos ya a un pasillo donde está ese ala de apartamentos. El mío es el 81B o algo así. Entramos y es tal cual me lo habían enseñado. Decorado por Ikea (incluyendo los set de 4 cubiertos, platos etc) y con una televisión que han añadido a última hora. Internet por ahora deberá esperar aunque con un poco de suerte lo mismo es rápido ya que he pedido una tarjeta para el ordenador más que el adsl aquí. Saco los primeros fallos al apartamento y es que en particular no tiene cortina en el baño ni cubo de la basura y nada para limpiar. Por mucho que me lo limpien más adelante, si se me cae algo, digo yo que tendré que limpiarlo ¿no?. Dejo la mochila y me dirijo al hotel a por la maleta. Me acercan pues les pilla del camino para el próximo apartamento que van a ver, entro en el hotel, recojo la maleta y adiós muy buenas. Recorro los diez minutillos que debe haber entre el hotel y el apartamento y de repente veo el mercado en casi pleno ebullicio. Debía ser pleno ebullicio pero porque estaban ya empezando a cerrar. En cualquier caso, se nota que es un mercado bastante grande y me recuerda al que había en Bruselas al lado del hotel donde nos alojábamos. Paso por varios puestos, medito si comprarme un paraguas y decido que no, que ya cogeré uno en Málaga o en todo caso lo compro cuando me haga falta. Paso por los puestos de fruta. No es que sean baratos … o quizás sí. Un trozo de sandía que quizás pese uno o dos kilos valía un euro. Puede que compre sandía un día de estos. Pero hoy se me antojaron las fresas a pesar de que su aspecto no era el mejor y de que sabía que la dependienta tampoco me daría las mejores. Acerté en mis predicciones y no en la compra, es obvio. Lo curioso aquí es que me despedí de ella con la típica despedida eslovaca (esta mañana se reían de mí en el trabajo por llegar saludando en eslovaco, lo que hay que ver y oír) y ella me responde que es búlgara … nada, se ve que no hay forma de acertar :-). Vuelvo a entrar en el apartamento por segunda vez, deshago la maleta, coloco las cosas y configuro televisión y satélite. Por cierto, los menús de la tele y el aparato del satélite se van a quedar en español y francés respectivamente porque no habían tenido ni la delicadeza de sintonizarlos :-). Se ve que con la edad me voy volviendo malo. Tras esto, decido que tengo que hacer la compra, para la cena y también para el desayuno de mañana. Me acerco al Lidl y compro. Vuelvo con una única bolsa pero cargada. Coloco las cosas en la nevera y me preparo para comer algo que siempre me había llamado la atención y nunca me había preparado: tallarines instantáneos :-O. En el paquete me parece entender que tengo que ponerlos o en 100ml o en 300ml de agua. Lo de 300 me parece más sensato pero de todas formas yo lo pongo en un cuenco de agua que tendrá lo que sea. Los echo poco antes de hervir y en unos minutos eso parece estar listo para tomar. La verdad es que están buenos, aunque bastante calientes y como no quise esperarme … De postre la mitad de las fresas que no tengo que tirar y una pera. Mañana ya veremos pero lo mismo abrimos la lata de gulash que he comprado. Habrá que ver cómo es el auténtico gulash pero desde luego lo que tienen aquí como gulash está bastante bueno. Ahora mismo lo he probado a la hora de comer, en el desayuno del hotel y quién sabe si mañana para cenar. Bueno, dependerá porque lo mismo lo dejo por ahora porque el fin de semana no voy a estar por aquí. Y ya está, a ver mañana qué nos depara el día. Ahora voy a aprovechar para leer un poco y a acostarme. La tele tiene poco que ver. Lo único la BBC que es lo que he tenido puesto todo el tiempo mientras escribía porque el resto o son canales de música o con cosas en algo parecido al ruso o Dios sabe qué pero nada atractivo. Un saludo, Domingo. P.D. Lo publico hoy jueves porque ayer no tenía conexión en el apartamento, claro está :-).
jueves, 2 de julio de 2009
01/07 Lloviendo y en Málaga II
En realidad esta vez las dos cosas de las que habla el título han tenido lugar pero en días distintos. No sé si ayer la reunión que se canceló tenía que haber sido en Málaga pero sí sé que ayer llovió ... y vaya que si llovió.
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