lunes, 20 de julio de 2009

17/07

La noche del 16 al 17 no fue especialmente buena a pesar de los deseos con los que acababa la entrada anterior. Por ese mismo motivo, la entrada solo lleva la fecha :-). Yo creo que ha debido ser la peor noche que he pasado en mucho tiempo y probablemente la peor de adulto. ¿Los males que me aquejaban?: pues solo uno, el dolor de espalda. Todavía sigo sin tener claro si fue la cama del Ikea, la silla del trabajo, las horas en los aviones, la vuelta deprisa y corriendo del Carrefour o todo junto pero el caso es que esa noche fue malísima.


Empecé, por supuesto, sin poder dormir y probando prácticamente a la vez todos los sitios donde podía dormir. Esto es, la cama, el suelo y el sofá. Ninguno de ellos me satisfizo así que opté por intentar dormirme definitivamente en la cama bocabajo a ver si así la contractura o lo que fuera que tuviera se pasaba. Debía acostarme sobre las 12 y sobre la una me desperté, dolorido y con dificultades para respirar. Entonces fue cuando la verdad es que me acojoné porque nunca me había pasado algo similar.

Me levanté, me senté en el sofá y viendo que no mejoraba y que por lo tanto no iba a poder dormir, cogí el portátil y empecé a buscar información en internet acerca de aquello que me pudiera estar pasando. Lo que me temía no era que tuviera tal o cual cosa sino que me diera un fuerte ataque de lo que sea y mi única salida fuera telefonear a un hospital español para contar qué me pasaba porque, evidentemente, con un hospital eslovaco me iba a costar trabajo. Precisamente ese día había contratado la tarifa de Skype por la cual puedo hablar todo el mes con España al módico precio de 4,5 euros. Así que si tenía que llamar al hospital, al menos sabía que no me iba a quedar sin saldo :-).

También pensé en la mañana siguiente, en si persistía, en si me pasaría algo parecido en el avión y daba el espectáculo o si, simplemente, tenía que ir a urgencias conforme me bajara del avión. Al rato, me encontré algo mejor (no sé si tuvo que ver también la pastillita esa de paracetamol que me tomé; eso sí, niños, por favor, no os automediquéis) pero me encontré con fuerzas para intentar dormir un rato. Y ya toda la noche fue más o menos igual: cada hora me despertaba por el dolor, intentaba hacer algún ejercicio que me tonificara el músculo en cuestión y volvía a intentar dormir.

Al final me levanté hecho un guiñapo pero bueno, algo había dormido. Durante el día todo fue más o menos bien, quitando que me seguía doliendo la espalda y, de vez en cuando, me molestaba al inspirar o al hacer algún movimiento. A pesar de todo cogí mis aviones. Aquí momento mención especial del jurado cuando la señorita de Austrian Airlines me dice que no tengo avión para luego tras hablar con Air France decirme que sí pero que en París tendré que sacar la tarjeta de embarque para Málaga pues ellos no pueden y yo mientras pensando que otra vez iba a perder el vuelo, claro está. El vuelo de Viena salió retrasado (faltaría más) y de nuevo pensaba que no había forma, que me quedaría en París hasta que hice bien los cálculos y me di cuenta de que en realidad llegaría con tiempo suficiente. Llegó el avión a París, fui al tercer pino a sacar la tarjeta de embarque y entré en el avión a la hora adecuada.

Allí me encontré con dos ex-compañeros de trabajo que yo pensaba que eran todavía compañeros pero que en realidad eran eso, ex-compañeros. Hice la vuelta precisamente sentado al lado de uno. El chico es Freelance y trabaja en París, en el Aeropuerto de París y hace precisamente los mismos viajes que yo los lunes y los viernes ... si exceptuamos que al llegar al aeropuerto de París, él se queda y a mí a esa hora todavía me quedan 4 horas de viaje.

Llegamos a Málaga, cojo mi taxi para casita y ... a dormir otra vez regular nada más. Menos mal que las dos noches siguientes las cosas fueron mejorando, poco a poco, pero mejorando. Finalmente, mi sensación fue como si tuviera agujetas en algún músculo interno de la espalda, que cuando se calentaba pues sin problemas pero cuando se enfriaba entonces me dolía y hasta me causaba problemas para respirar. Esta semana veremos a ver. Por lo pronto en el avión venía bien pero tras pasar por la silla del trabajo otra vez tengo la espalda avisándome y esta noche vamos a ver qué pasa.

Un saludo, Domingo.

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