martes, 14 de julio de 2009

13/07 Macgyverismos

Macgyverismos, creo que esa es la única forma con la que podía empezar esta entrada. Ciertamente no es el primero ya que ese honor se lo tiene que llevar la lata de gulash del Lidl :-). Pero es un macgyverismo.


Aunque antes de pasar al macgyverismo, pongámonos en situación. El viernes pasado salí, con un ligero retraso pero nada importante, de Viena. Llegué a París bien de hora y luego a Málaga a la hora prevista. En el camino me debí leer casi la tercera parte del libro del que ya solo me queda una tercera parte. Tampoco es que sea muy bueno aunque al menos es fácil de leer y más o menos ameno.


Llegué a Málaga y pasé por allí el fin de semana. Quizás podría contar alguna cosa pero este es el blog de Bratislava así que pasaremos directamente al lunes. Otro lunes con sueño aunque, hasta ahora el que mejor ha ido en temas de tiempos. Todas los vuelos a su hora, las llegadas antes de hora ... un lujo. De hecho en París me dio tiempo a pasarme por una de las tiendas de libros y me compré uno de templarios y una recopilación de los de dos de Julio Verne sobre la luna ahora que se cumplen 40 años desde que Armstrong, Aldrin y Collins estuvieron por allí. Así que nada, ya tengo lectura para los próximos viajes.

Llegué al trabajo, abrí el correo y me encontré con un mensaje que decía que las cosas de las que el apartamento todavía carecía, serían llevadas allí ese mismo día a las 3 de la tarde. Seguí con lo que estaba haciendo hasta casi terminarlo (lo hice al día siguiente). Saldría de allí casi a las 8 (por tanto había cumplido mi horario a pesar del vuelo). El camino al apartamento fue entretenido pues, de alguna forma, los mosquitos todavía me estaban esperando. De hecho me di un manotazo en la cabeza que la pobre notó, pero más un pedazo de mosquito como un portaaviones más propio de la novela que había estado leyendo que de Bratislava. Llegué al apartamento, vi las cosas y tras ordenar un poco todo, fui para comprar un potente insecticida en el vecino Lidl.

Pensaba yo que los horarios serían parecido a los de Málaga y que cerrarían a las 9 y cuarto (ciertamente extraña hora para cerrar) pero no, cerraban a las 9 así que a pesar de darme prisa, llegué a las 9 menos 5. Cogí las cosas que tenía pensadas (no las que tenía apuntadas en una minilista, que no miré) y un fornido guarda de seguridad me dijo en un eslovaco un tanto escueto que me diera prisa que estaban cerrando. Le confirmé en mi inglés de Oxford que sí que sabía que estaban cerrando pero que solo tenía que coger un par de cosas más (el detergente y el insecticida) y me iba. Cogí el detergente pero el insecticida no lo veía por ningún lado. Así que pregunté de nuevo a mi amigo dónde podía encontrar "spray para los mosquitoes o las flies".

Y con la iglesia topamos. El tío decía que no sabía ni lo que era "para los" ni tampoco "o las". Se lo intenté repetir haciendo de nuevo hincapié en lo de "Spray" (como si fuera el juego ese de Password, esa era mi primera pista) y luego en lo de "flies" que pensaba que posiblemente sería más fácil de reconocer que "mosquitoes" y además tenía la connotación de spray para cosas que vuelan. Y aquí llega problablemente el momento del día, macgyverismo retórico donde los haya. Tras mi convincente explicación, mi amigo reconoce la palabra "spray" y me dice … "por aquí, payo". Así que lo sigo de forma un tanto escéptica pues el sito al que se dirigía ya lo había visto yo y además no parecía el mejor para un insecticida aunque hubiera allí más sprays (lo acabo de mirar en la rae y se escribe así, no se españoliza :-O).

Pero bueno, no será la primera vez que no veamos algo que teníamos delante de los ojos así que lo sigo y llego justo en el momento en el que él ha cogido un spray de la estantería y me lo ofrece muy feliz. No recuerdo si se veía o no pero como licencia poética diremos que sus dedos, similares a un muestrario de …. Rábanos, impedían ver la marca del envase que no era otra más que ¡¡¡AXE!!!. Definitivamente si esta gente mata los mosquitos con Axe (en el anuncio, por cierto, el mosquito picaba al vejete, no se largaba) no quiero ni saber qué utilizan para quitar o disimular el olor corporal ¿Raid, Baygón, Bloom …?.

No sé qué le dije pero de repente se hizo la luz y el hombre preguntó al cajero que le señaló justo a la entrada del supermercado. Fue para allí, yo lo seguí ya con mejor cara pues ese sitio no lo había mirado y era más lógico para un insecticida y finalmente vi que por allí estaban. Así que cogí el primero que vi y para la bolsa. Pregunté cuál de las dos cajas debía usar y, con un acento que no tenía nada que ver con su oído, me dijo que aquella estaba abierta que por favor la utilizara (en inglés, claro). Entré y soporté como pude la cara larga del cajero (a pesar de que eran las 9 en punto). Pagué religiosamente si es que las tarjetas de crédito no son pecado y cuando estaba recogiendo todo el cajero me dijo en un eslovaco más propio de Kosice que de Bratislava que la próxima vez viniera antes o no esperara al último momento. Este sarcástico comentario recibió la apropiada réplica del señor de seguridad que le dijo: "No te esfuerces, con los guiris siempre nos pasa lo mismo, se creen que estamos aquí para ellos". Y el cajero asintió resignado justo a tiempo para escuchar mi académico "D'akujem" (pronunciado "Dacuem") y que es lo que en román paladino viene siendo simplemente "gracias". Ahhh, si ellos hubieran sabido que me enteré de todo lo que decían :-P.

Y cargado con cuatro de las seis cosas que tenía la intención de haber comprado volví para el apartamento. Por cierto, curiosidad sobre la forma de poner precio a las frutas allí. Los kiwis los venden por unidades. La semana anterior cogí una oferta de plátanos supuestamente maduros pero que estaban perfectos y esta pensé que había dado con una similar para kiwis … pero no. Y otra curiosidad sobre la fruta. En un sitio donde el menú oscila entre los 3-5 euros, resulta llamativo encontrar fruterías locales de barrio donde venden cajitas de moras a 2,5 euros los 200 gramos (esto lo podría entender ya que las moras supongo que tampoco son muy comunes). O sandías a euro el kilo.

No habría andado ni 20 metros cuando de repente una duda/certeza pensamiento empezó a abrirse paso poderosamente en mi cabeza. ¿Había realmente cogido un insecticida?. Abrí la bolsa y mis temores se confirmaron: había cogido el matacucarachas. Pensé en volver y enfrentarme de nuevo a esa pandilla organizada que se había propuesto como objetivo salir del trabajo a la hora que se suponía que tenían que hacerlo y no más tarde (objetivo loable donde los haya). Estuve sopesando pros y contras durante un par de segundos, que fueran cuatro o cinco, pero finalmente me decidí por no tentar la suerte.

Llegué al apartamento, descargué todo y empecé a preparar la cena. Eso sí, mientras que preparaba la cena, aproveché para revisar las cosillas que habían hecho en el apartamento. La cortina del cuarto tenía poco que revisar pero la cortina del cuarto de baño estaba doblada en el mueblecito de cubos del Ikea sin poner. Pronto vi qué era lo que había impedido que la pusieran: la ausencia de los ganchos apropiados. Así que como luego tendría que ducharme y era una pena tener la cortina ahí y no ponerla, empecé a darle vueltas para ver cómo me las podría apañar.

Y en eso que llegó el espíritu de Mac y me iluminó. Cogí un resto de algo que probablemente habían usado para la cortina del cuarto y pasándolo por los ojales de la cortina para a continuación atarlo formando un aro que pasaría por la barra, creé la primera de las anillas. Tras esa vinieron tres más hasta completar cuatro que era el número que consideré que aguantaría la cortina medianamente bien hasta que llegaran a colocarla. Eso, lo harían el viernes.

Y poco más, tras mi sesión de macgyverismo cené y a la cama, esa cama que posiblemente me está destrozando la espalda :-(.


Un saludo, Domingo.

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