El día comenzó como comienzan todos los lunes. En particular comenzó como comienzan útltimamente los lunes, levantándome un par de horas antes de lo normal para luego recuperarlas en el avión. Ese día, además, sabía que llegaría y no habría casi nadie en la oficina pues al día siguiente era fiesta. De hecho el esquema era bastante similar, por no decir calcado, al de dos semanas antes. Bueno, calcado no porque, si no recuerdo mal, dos semanas antes no desayunaba en el aeropuerto. Esta vez tenía la resolución de desayunar antes de volar y, como no me urgía buscar un cajero, me dispuse a buscar una sala VIP que hubiera por allí. Como la semana anterior, antes de subir a los cielos, a los infiernos (la zona de compras del aeropuerto) subí, esperando encontrar allí la dichosa sala que no había visto por ningún lado. Y como la semana anterior no la encontré. Entonces fue cuando le pregunté a un amable caballero encargado de la seguridad que me indicó donde estaba ... justo al lado de la entrada :-S.
Así que, aunque tampoco quedaba demasiado tiempo para que empezara el embarque, procedí a comenzar a empezar a iniciar el movimiento que me llevaría hasta tan ansiado lugar donde se encuentra el maná caído del cielo de aquellos que pasan mucho tiempo en los cielos. Llegué a la sala y cuál no sería mi sorpresa al encontrarme la puerta cerrada y con un cartel avisando de que abrían prácticamente cuando yo tenía que irme. Así que, casi derrotado, me senté en los cómodos asientos que había fuera y me puse a leer. En ese momento, entró una pareja y se me encendió la bombillita de Sebastián que a mí todavía no me ha llegado: ¡¡Estaba abierto!!. Así que recogí el petate, es decir, cerré el libro y me dirigí al mostrador que la cerrada puerta ocultaba. Allí le di a la amable señorita el cupón (luego me enteré de que me daban un cupón por no ser viajero preferencial de Air Europa sino de Air France y no tener estas compañías su base de datos de clientes compartida. Bueno, eso último no me lo dijeron, eso lo deduje yo.
Una vez dentro, me encontré con un antiguo compañero de trabajo con el que había coincidido ya alguna vez y que yo sabía que volaba todos los lunes a París y volvía los viernes, en el mismo vuelo que yo. Ahora mismo no recuerdo si lo había visto la semana anterior o no porque hacía poco que había vuelto de sus vacaciones. El caso es que ya sabía con certeza lo que me imaginaba, que él esperaba en la sala VIP e iba justo para ponerse en la cola. Pues eso, entré, lo saludé, le pregunté si podía ponerme en su mesa y, tras contestarme que sí, procedí a comenzar a empezar a iniciar un rápido reconocimiento de la sala que acabó con la conclusión de que los vasos que parecían de decoración no lo eran (un señor cogió uno en mis narices y además no había más vasos por ningún lado). Además, había croissants con mantequilla y mermelada (aunque la mezcla la tenías que hacer tú) y zumos. Así que, ni corto ni perezoso, agarré mi zumito, mi croissant, mantequilla y mermelada y desayuné.
Tras acabar el desayuno, leí durante unos 5 minutillos que fue más o menos lo que el otro chico tardó en toquetear el Vista de su portátil y preguntarme si tirábamos ya para la puerta de embarque. Llegamos allí, entramos, cada uno se fue para su sitio (él el que quiere pues siempre pide el mismo y yo el que me toque) y dirección a París. Por cierto, hay que reconocer que desde que duermo durante todo el vuelo Málaga-París, el avión va mucho más rápido. Vamos se me pasa el vuelo en un santiamén :-). Y nada, una vez en París ya nos despedimos, él en dirección al edificio del aeropuerto en el que trabaja y yo en dirección a la puerta de embarque para coger el vuelo a Viena.
Del vuelo a Viena no recuerdo mucho así que supongo que sería normalito. Después el consabido taxi a Bratislava y trabajar prácticamente solo hasta las 7 o las 8 que me darían allí.
Al día siguiente, fiesta local en Bratislava, se repitió prácticamente lo mismo que pasó dos semanas antes, con la diferencia de que aquella vez me llevé para comer parte de la ensalada que había comprado en el Lidl el día anterior y unos deliciosos sandwiches de jamón y queso que fueron prácticamente engullidos con delectación. El jamón creo que debía ser un tipo de jamón ahumado que, definitivamente, estaba muy bueno. Quizás era el hambre, no lo sé.
Pero antes del almuerzo tuvo lugar la entrada, firmar en el libro de visitas, enseñar el DNI etc. Luego en el trabajo pues nada, todo normal para, a pesar de todo, acabar saliendo bastante tarde. Salí, volví a firmar en el libro de visitas y para el apartamento. Una vez allí pues lo de siempre ... como siempre.
El miércoles además iría al Carrefour donde no recuerdo exactamente qué pude comprar, pero sí me suena que fui al Carrefour aunque esta vez no podría asegurarlo. De hecho estoy por decir que no y que me estoy confundiendo con lo que pasó dos semanas antes. En cualquier caso, da igual, tampoco es que sea demasiado relevante. Bueno, a decir verdad la mayoría de las cosas que cuento, si no todas, no son relevantes :-D. Bueno, la mayoría pero no evidentemente todo. Hay cosas como la que se me había olvidado contar que son de gran trascendencia: ¡¡¡En el Lidl de Bratislava ya no venden noodles instantáneos!!! :'(.
Así que nada, lo siguiente ya entra dentro de la vuelta de esa semana, que pasaremos a contar a continuación.
Un saludo, Domingo.
domingo, 4 de octubre de 2009
14/09 Sala VIP Málaga
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