lunes, 29 de junio de 2009

26/06 Paris, Je t'aime.

Escribo otra vez desde el avión. Esta vez escribo en sábado ya que parece que los elementos se han aliado en mi contra … y lo que probablemente queda. Debería contar antes que a pesar de la lluvia que amenazaba con caer sobre Bratislava durante toda la semana, el miércoles por la tarde/noche no llovía y me aventuré a ir al centro de la ciudad. La verdad es que me gustó mucho, pero eso es para otra entrada.

El jueves y el viernes pasaron también con más pena que gloria y casi lo único reseñable fue que aparentemente ya había dejado de llover y que entré por vez primera en un Lidl que o mucho me equivoco o además estará cerca de donde tendré el apartamento.

Y en estas que llegamos al viernes. Termino la presentación que había empezado el martes y poco después me preparo para las siete horas de viaje, ocho contando el taxi hasta Viena. Está lloviendo; parece que los pronósticos no eran tan malos después de todo. Cojo el taxi (un Audi esta vez) y la biodramina me permite dormirme unos minutos en el camino. Me despierto ya en el aeropuerto y veo que continúa lloviendo. Entro dentro del aeropuerto, facturo la maleta y voy hacia la puerta de embarque. Me equivoco originalmente porque leí un cartel que ponía que se había cambiado de puerta a otra adyacente pero cuando llego lo que veo es que era otro vuelo el que se había cambiado, no el mío. Así que vuelvo de nuevo y me toca esperar hasta que abran las puertas y pueda pasar el control de seguridad.

Paso el control y me pongo a leer. Se trata de un libro de ciencia para niños que me compré en Londres el año pasado y que es realmente interesante para divulgar los conceptos básicos de astronomía, el universo etc. Está co-escrito por Hawkings y su hija, creo. La lectura me absorbe y de repente nos dicen que el vuelo se va a retrasar debido a problemas meteorológicos en el centro de Europa. Miro la hora y veo que efectivamente el embarque debía haber empezado hacía 20 minutos pero con el libro ni me había dado cuenta.

Veo caras de desesperación en la gente y no termino de entenderlo. Para mí eso significaba tener grandes probabilidades de perder el vuelo hacia Málaga pero desde luego prefiero perder un vuelo en la vida que la vida en un vuelo, parafraseando la famosa frase. 30 minutos después de lo previsto nos dicen que embarquemos que el vuelo va a salir. Pienso que todavía no está todo perdido. Entramos en el avión pero no despega. No saldrá hasta una hora y media después de lo inicialmente previsto. Entonces ya sabía que había perdido la conexión pero bueno, la esperanza es lo último que se pierde y quizás el de Málaga salga retrasado.

El avión adelanta todo lo que puede pero llega justo a la hora en que debía despegar el de Málaga. Pregunto, me dicen que me dé prisa, llego a la puerta en dos minutos pero me dicen que ya ha salido. Total, lo que me imaginaba. Ahora a esperar que me metieran en otro vuelo para Málaga. Pregunto de nuevo a Air France y me dicen que es la compañía que opera la que se tiene que hacer cargo de todo, que ya no hay más vuelos y que deberá buscarme hotel y avión para mañana. Voy al mostrador de Austrian y ya no hay nadie allí. Justo al lado está el de Air Europa donde me dicen que hay cuatro plazas para el primer vuelo de hoy y que no cree que para mañana a primera hora se hayan agotado pero que de todas formas pregunte de nuevo en Air France. Vuelvo a preguntar y se ponen en contacto con la persona responsable de Austrian y aquí es donde viene lo realmente curioso.

La verdad es que no termino de entender cómo un procedimiento que para ellos debe ser como el ABC, supone tanta confusión. Ciertamente no debía ayudar que tenían prisas por cerrar pero bueno, me atendieron amablemente y cerraron las puertas detrás para que no entrara nadie más. Tras esto, llama de nuevo la persona de Austrian y dice que hubo problemas meteorológicos pero que incluso aunque hubiera llegado a tiempo, no podría haber embarcado porque había muy poco tiempo para la conexión. Comprueban los billetes y ven que no es cierto, había prácticamente una hora y las puertas están muy cerca. Así que vuelven a llamar y se aclara todo. La señorita de Air France se disculpa y me dice que la información que me dieron anteriormente en el mostrador de conexiones era errónea y Air France y no Austrian es la que se hace cargo de todo. Me acompaña al mostrador de conexiones, lo comenta y me dicen que espere.

En este punto llega una de las anécdotas. Una señora de unos sesenta años empieza a increparme por no respetar la cola. Le explico en mi no demasiado académico francés que no me salto ninguna cola, que simplemente hago lo que me han dicho y es que espere ahí. Ya había hecho la cola antes, he pasado por varios mostradores y ahora me han dicho que espere y yo espero. La señora intenta convencerme de que a ellos les ha pasado lo mismo y hacen la cola. Tras un minuto de conversación, cambia al español y en un perfectísimo español (como española que era) me dice que no es por ellos que tal y que cual. Le comento, ciertamente subiendo algo la voz con respecto a mi tono habitual pero simplemente igualando el suyo todo lo que le había dicho con anterioridad. Además le explico que yo ya había perdido el avión y tendría que salir al día siguiente por lo que esperar quince minutos más o menos no me iba a suponer nada; yo simplemente me limitaba a hacer lo que me habían dicho: esperar allí. Parece que entra en razones y hablando ya en un tono más bajo, que yo consideraba normal, me comenta que baje la voz que allí a la gente le molestaba que se hablara alto. Bajo un poco la voz pero no es suficiente; la gente de la cola empieza a quejarse. Ya me lo habían comentado alguna vez pero hasta ahora no lo había padecido en mis carnes; definitivamente los españoles somos unos jaleosos :-D.

A todo esto, la persona que atendía a los que estaban allí a causa de los generalizados retrasos que la tormenta había causado, llama a consultas al siguiente y, ni corta ni perezosa, la señora española con toda su troupe se salta su cola y se cuela. También vivir para ver. A continuación me dice que me acerque, que no espere en la otra cola :-|. En ese momento llega una chica que había viajado conmigo en Austrian y que también había perdido su conexión. De hecho esta chica había preguntado al azafato si podían dejar salir primeros a los que tenían conexión y el aeromozo le dijo que sí, que había mucha gente con conexiones pero que ya informarían. Por supuesto, no informaron. Según creí entender de la conversación de la chica con el de Austrian, ella embarcaba a las 9 y no a las 8 y media como yo por lo que ya me sentí completamente seguro de que hubiera sido completamente imposible entrar en el avión y lo que no terminaba de comprender es por qué me mandaron a la puerta de embarque si ya debía estar más que cerrada.

Pues bien, esta chica empezó a recibir la reprimenda del marido de la española, otra vez con los mismos argumentos que utilizaran otrora conmigo. De nuevo, vivir para ver. Ella les explicó en francés lo mismo que yo ya le había dicho en español y medio francés y nada. Ahí quedó la cosa. Tras atender a la troupe, empezaron a atendernos a los dos, haciendo las reservas para el día siguiente. Nos informaron de cómo iba todo, nos dieron una especie de ticket para el hotel y nos dijeron cómo coger el shuttle del hotel. La verdad es que ahí me perdí un poco. No sé si fue porque no entendí lo que habían dicho o si es que a la chica francesa ya se lo habían comentado antes pero el caso es que ella se había enterado mejor y como íbamos al mismo hotel, salimos para coger el shuttle. Ahí me comentó varias cosas interesantes. Bueno, me comentó también que quería a toda costa volver ese día porque había pasado una semana en Viena a causa del trabajo y ya estaba deseando ver a su hija que debía tener como un año o así. Pero aparte de eso, me comentó que París y Milán son los aeropuertos donde más maletas se pierden en verano y que ya había tenido alguna experiencia similar y el trato siempre era igual, nadie sabía nada. De hecho algo curioso es que la chica de correspondencias insistía en que era responsabilidad de Austrian pero que por un acuerdo comercial lo harían ellos cuando la supervisora me había dicho que no, que en este caso era cosa de Air France (sea por acuerdo comercial o por lo que sea). Y la prueba palpable de que algo tendría que ver Air France es que ellos nos habían proporcionado el hotel y reservado el siguiente vuelo.

Ya en el hotel, nos despedimos deseándonos mutuamente que no hubiera muchos problemas con el equipaje al día siguiente … no sé en el suyo pero en mi caso me temo que los habrá :-S. Entré en mi habitación, me duché y saqué el neceser que me habían dado los de Air France. Dentro algunas cosas de higiene y una camiseta. Miré a ver si había ropa interior o calcetines pero solo encontré un sobre con detergente para que te lavaras lo que fuera en el lavabo del hotel :-).

Hablé por Skype un rato, vamos la hora que me duró la conexión a Internet (carísima por cierto, 8 euros la hora) y sobre las doce y pico me acosté. Esta mañana me levanté, volví a tomar una ducha rápida y salí. Desayuné y a las 9 ya estaba listo. Me habían dicho que tenía que estar en el mostrador de Air Europa entre las 9 y las 10 y el shuttle pasaba cada quince minutos y tardaba otros tantos en llegar al aeropuerto. Asi que contaba con llegar a las 9 y media a lo más tardar; una hora razonable.

Pero resulta que el shuttle pasaba cada 15 minutos, sí, pero uno a la Terminal 1 y otro a la 2. Así que el mío llegó a las 9 y 20. Además luego empezó a hacer mil paradas por lo que ya veía que iba a llegar muy muy justo. A pesar de todo pensaba que llegaría y no estaba excesivamente preocupado. Entonces incluso hacía de traductor para algún guiri que preguntaba al conductor en inglés. Pensaba que si teniendo unas nociones mínimas de idiomas te puedes encontrar con situaciones así, ¿qué no pasará a quien vaya a la aventura a un sitio donde no conoce nada?. A las 9 y 40 me aconsejan que me baje en la terminal que hay enfrente de la que yo voy y cruce la carretera (con cuidado eso sí) para ahorrar tiempo. El consejo no sé si demuestra válido porque luego tuve que esperar allí pero en principio fue un buen consejo.

Llego al mostrador de Air Europa casi a menos cuarto, calculo, y me encuentro con un señor comprando un billete. Durante unos 15 largos minutos, incluyendo petición de ayuda a alguien que estaba dentro del mostrador pero que aparentemente no estaba allí me atiende la señorita. Me dice que vaya directamente y embarque que allí me dan la tarjeta de embarque (ya me lo podían haber dicho antes). También pudo contribuir a la equivocación el hecho de que el mostrador de Air Europa y el de embarque tenían el mismo número, no lo sé. Voy a toda prisa al mostrador de embarque y me dicen que el vuelo ya está cerrado:
Mais ce n'est pas possible!!! Dije yo.
Mais si, c'est possible. Me dijo la señorita con cara de haber escuchado eso mismo muchas veces y haber respondido eso mismo muchas veces.

En un francés más balbuceante que nunca le dije que había perdido el vuelo el día anterior y que llevaba 15 minutos esperando en Air Europa que era donde me habían dicho que debía ir. Entonces ella me dice que espere, llama, comenta que al ser una pérdida de vuelo debería ser bastante rápido y tras emitir la tarjeta de embarque me dice que vaya "really quick" (a estas alturas yo ya había cambiado al inglés) a la puerta de embarque. En 30 segundos llego al control de seguridad digo que pierdo el vuelo que voy para Málaga y me encuentro con que la señorita de allí me dice que el chico que está delante de mí también va para Málaga. Eso por sí solo no era una sorpresa, pero lo que sí lo suponía era la parsimonia que tenían la chica de seguridad y el propio chico. Saqué todas las cosas de golpe, pasé el control, metí de nuevo las cosas como pude (incluyendo el cinturón en la mochililla que llevaba. Salgo corriendo y adelanto a todos los que puedo con el portátil a la espalda, una mochila en una mano y la cintura de los pantalones en la otra para que no se me cayeran :-).

Llego a la puerta y me dicen que pase Ellos tampoco parecían tener mucha prisa :-S. Bajo a la pista y allí estaba el autobús esperando casi repleto de gente. Subo y pienso que la de checkin me quería inicialmente dejar en tierra cuando han sido 10 minutos los que he tardado en llegar abajo. De hecho, el autobús tarda entre 10 y 15 minutos en salir. Cuando llega al avión, cuál no será mi sorpresa al ver que viajo en un vuelo completamente decorado tanto por fuera del avión como por dentro con motivos de "El año de Mickey" en Disneyland Resort París. Al menos, estoy en el avión y llegaré a Málaga, Dios mediante, en un par de horas.

Una vez haya llegado, empezará la odisea de las maletas. Supuestamente se tenían que encargar de ello pero la del check in se ha quedado con el recibo original de las maletas por lo que supongo que al llegar no estarán y cuando tenga que explicar lo que ha pasado, por mucho que eso sea normal y más que normal, no tener el recibo supondrá alguna que otra molestia más. En fin, esperemos que haya suerte y no sea realmente así.

Ahora, habida cuenta de que el libro lo tengo en la mochila que está arriba y que algo tengo que dejar para la vuelta del lunes, voy a intentar comentar algo sobre esa primera impresión que el centro de Bratislava dejó en mí :-).


Un saludo, Domingo.
P.D: siempre suelo explicar al principio o cuando menos a la mitad la relación entre el texto y el título pero habida cuenta de que el texto lo escribí el sábado mientras que lo pego y decido el título hoy lunes, era difícil que supiera lo que me iba a inventar. Para otra vez ya veré si me invento el título antes o después, que también tiene su gracia. Y bueno, la relación es que el título es el de una película donde aparecen varios relatos inconexos ... tan inconexo como me quedé yo a causa de la tormenta el viernes pasado.

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